Estudios y aprendizaje del sector hotelero de lujo
- publicado por MARA LOPEZ
- Categorías Blog
- Fecha 12 de junio de 2024
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Mis estudios en EEUU
Allá por los años 90, del pasado siglo (madre mía cuántas vidas han pasado ya…), al licenciarme en CC Económicas y Empresariales en Toledo, pude por fin poner rumbo a Raleigh, Carolina del Norte, para cumplir la ilusión de vivir en EEUU, de forma libre e independiente, estudiando un idioma que me acompaña desde los 13 años, la primera vez que mis padres me enviaron a estudiar inglés a un colegio católico en Hastings, al Sur de UK.
Quien me conoce sabe que a la pregunta ¿de dónde eres Mara?, siempre contesto “depende del día”… porque he tenido la suerte de vivir en muchos países, y llevo en mi esencia la impronta de todos aquellos destinos en los que he sido feliz y también infeliz, porque como todo en la vida, experimentamos ese yin & yang que hace posible el equilibrio, y aunque tengo sangre española de norte y sur, leonesa y extremeña, me siento también de muchos otros lugares que me han dejado su huella y me han hecho hija adoptiva…y sigo sumando.
Era un día de playa en los Outer Banks de NC, donde íbamos toda la pandilla internacional que éramos, cuando mi amigo Stephen me dijo: “Mara, yo no te veo trabajando en un banco ni en una empresa como auditora, tú tienes alma de servicio, de dar gusto a los demás y de viajar. ¿Por qué no haces un MBA en Cornell, en Dirección de Hotel? “… ¡wow¡ qué camino me abrió con un par de frases…
Vuelta a España, Máster en Madrid y prácticas en Canarias
Al volver a España después de más de un año, me dió reparo pedirle a mi padre dinero para el Master en Nueva York, algo que no me podía permitir y encontré uno en Madrid, con Occidental Hoteles, donde nos prometían prácticas en el Caribe, el sueño de cualquiera a este lado del charco. Era una época en la que el cuerpo y la mente me daban para trabajar por las mañanas dando clase con la Comunidad de Madrid a aspirantes de Recepcionista de hotel, estudiar y asistir a las clases del Máster en Serrano, e incluso a salir a disfrutar la noche madrileña en Gabana, Fortuny y Joy Eslava, las discotecas de moda de aquella época.
Las prácticas para mí, no fueron en el Caribe, ni para ninguna otra mujer del Máster. A mí me enviaron a Canarias, teniendo como base el Hotel Costa Teguise de Occidental Hoteles, en la maravillosa, paradisíaca y espectacular isla de Lanzarote de mis amores. Aprendí muchísimo al trabajar en todos los departamentos de un enorme hotel vacacional y admiré y aprendí de uno de los mejores Directores que he conocido, el Sr. Orlandi, una persona tan humana y empática como impresionante líder. Hasta allí fue la cadena Meliá Hotels Internacional a buscarme, para trabajar en un proyecto a nivel nacional y después llevarme a su Oficina Corporativa y trabajar en Sistemas como Jefe de Proyectos y Responsable de Zona Internacional durante más de 10 años.
Nuevo destino…Mallorca
Cuando llegué a Baleares sufrí un shock, había pasado del Lanzarote, dulce, sereno y cálido, a la Mallorca de carácter áspero, bulliciosa y desafiante…. eso es lo que sentí entonces. En Lanzarote podía ir a la playa de Janubio y no encontrar a nadie… y en Mallorca no encontraba lugar para mi toalla y en la playa saludaba a media oficina. En Canarias siempre era “buenos días mi amor, ¿cómo estás?… y en Baleares era un “bon día y res mes”.
Más de 20 años después, me digo emocionada con orgullo y emoción, “ja he arribat a Sa Roqueta” cuando llego a #Mallorcaparadise como yo le llamo.
Llegué a dar soporte “emocional” a decenas de hoteles en 8 países europeos. Has leído bien, “emocional”, es una forma de expresar lo que viví en tantos años… Yo no soy informática, y realmente el soporte técnico nos lo daba nuestro departamento de sistemas, formado por más de 100 personas y nuestro partner IBM. Mis funciones eran muy variadas, sobre todo, hacer de puente o intermediaria entre los informáticos y el personal de los hoteles, desde canalizar y resolver incidencias de los sistemas, hasta liderar proyectos como aquel cambio al Euro en España, aperturas de hoteles, desafiliaciones, cambios de sistemas y por supuesto lo más difícil y humano, ser el escudo que paraba las quejas y frustraciones de los usuarios cuando los sistemas no funcionaban, dar formación y motivar a todo el personal, algo que disfrutaba muchísimo y me llenaba como profesional y como persona.
Recuerdo con especial cariño, la primera vez que instalamos ordenadores e impresoras a las Gobernantas de los hoteles, cuando les explicábamos que para manejar el ratón, debían pensar en la forma de bailar el chotis o música lenta, pegados y despacito… o cuando pusimos a los camareros un TPV, y tenían que ticar los productos con aquellas manos grandes de llevar bandejas, no de utilizar una pantalla táctil… y cómo nos reímos cuando un hotel de Granada nos llamó para decirnos que la pantalla ticaba sola las coca-colas, y ahí descubrimos que la pantalla táctil se había dejado tan sensible, que una mosca al posarse podía generar un ticket.
Porque ahora parece que siempre hemos vivido con la tecnología, con los smartphones, tablets y cientos de gadgets que tenemos… pero la realidad es que todo ésto es muy reciente, súper reciente. A principios de este siglo vivimos un desafío enorme y maravilloso, subirnos al carro del progreso tecnológico y formar a nuestros profesionales. Yo fui parte de aquel reto y además tuve que aprender a marchas forzadas a chapurrear italiano, francés … y a buscarme la vida en tantos destinos nuevos para mí. ¡Qué suerte tuve¡ ¡qué fortuna la mía¡ … me maté a trabajar, eso sí, algo que no haría si volviera atrás. Recuerdo los primeros años cuando me iba llorando a París, por lo duro que era trabajar con los franceses siendo española, aunque hoy y siempre, será una de mis ciudades favoritas en el mundo y agradezco la experiencia que sin duda me hizo crecer a todos los niveles.
Siempre digo que Meliá es parte de mí, de los mejores años de mi vida profesional. Pasé miles de horas, días y noches, meses, años, trabajando y viviendo en hoteles de lujo, urbanos y vacacionales, aprendiendo de la forma de ser tan diferente que tienen los franceses, alemanes, ingleses, belgas, suizos… y la semejanza tan grande que tenemos con nuestros primos hermanos, los italianos y portugueses… porque esta sangre latina y ésta forma apasionada de vivir que nos caracteriza, se traslada y se muestra en el trabajo de forma natural.
Fin de una etapa, gracias Meliá.
Un día me dí cuenta que el trabajo en Meliá ya no me llenaba por muchas razones.
Me habían cambiado de funciones y de jefes, ya no sentía admiración por mis superiores y sentía que no respetaban mi trabajo. Echaba de menos el liderazgo de Pere Company, una de las mejores personas y profesionales que he conocido y por supuesto mi mejor Jefe (“l´amo” como a él le gustaba que le llamara).
Había fallecido nuestro Director de Operaciones, Pep López, quien siempre me alentaba y guiaba, recuerdo con cariño nuestras conversaciones al final del día, y cómo me guardaba de regalo una agenda a principio de año. Por desgracia falleció de un infarto y me enteré mientras trabajábamos en la apertura del Meliá Bilbao.
También había fallecido mi compañero Carmelo Afonso, un canario divertido y entrañable, al que yo no dejé visitar la Catedral de León porque la apertura del Tryp León no nos dejaba ni respirar del trabajo que teníamos… y con los años una se da cuenta de cómo nos equivocamos con las prioridades y cómo la responsabilidad se le cuelga a uno en los hombros y se pierde un poco la humanidad…. Desde aquí te digo Carmelo, perdona mi rigidez y exceso de responsabilidad de aquella época. Gracias por tu cariño y por todo lo que me enseñaste.
Mis compañeras y grandes apoyos estaban lejos, Magdalena Gracia y Chús Giménez habían sufrido como yo ese cambio de funciones y de liderazgo … y yo sentí que la empresa ya no me aportaba y tampoco me dejaba crecer más.
Aprendizaje y siguiente desafio…la náutica de lujo
Siempre digo que la puntualidad no es sólo llegar a tiempo, sino saber también marcharse a tiempo, en el momento justo, y aquel para mí lo era… sentí que debía ser fiel a mi misma, no traicionarme y “echar a volar” , como el Ave Fénix, “volver a empezar”. Más vale arrepentirse que quedarse con las ganas.
Los Aries somos valientes y emprendedores, no nos va el conformismo ni la mediocridad.
Y ahí comenzó una nueva etapa en mi vida, la náutica de lujo, algo de lo que te hablaré en otro post.
Hasta entonces, como decimos en los barcos…. “fair winds”.. o “buena proa”.
Un fuerte abrazo